Hace poco vi este clasicazo hollywoodiense con la incomparable Rita Hayworth, que logra encandilar al espectador con su actuación, sus números musicales y su voz. Una figura de femme fatale con la que se puede empatizar más que con el propio protagonista, Glenn Ford. Esta historia de fraudes, despechos y amores tóxicos me ha resultado de lo más brillante en ejecución. Glenn Ford nos narra en primera persona como se convierte en el subalterno del director de un casino ilegal en Buenos Aires y como todo da al traste cuando su jefe se casa, sin saberlo, con una mujer que perteneció a su más oscuro pasado. La relación entre estos dos es de lo más tóxica, un amor-odio y unos celos que vistos con ojos de ahora resultan terribles, aunque yo prefiero valorar el cine por lo que es dentro de su contexto, sin juzgar.
Considero a demás que de estas películas, pese a dar una pésima imagen del amor romántico, podemos sacar una enseñanza de lo que no debemos hacer. Muestra de ello son las grandes novelas de amor, donde los protagonistas terminan en desgracia con una enseñanza moralizadora, desde la Celestina hasta el Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Ahora bien, este cine romántico es un claro ejemplo de todo lo indeseable en una relación y podemos ofendernos por ello o darle otra lectura más aplicable a nuestro día a día.
Gilda resalta la figura de una mujer que pese a estar ligada a hombres busca su propia libertad, la sensualidad que desprende su personaje, la presencia de Rita Hayworth consiguen darle a Gilda ese aura de diosa griega que al mismo tiempo choca con el ambiente sórdido en el que se mueve. Os recomiendo que la veáis y saquéis vuestra propia lectura, aquí me despido hasta la próxima.
La tenéis disponible en Filmin