Hoy os traigo a una joven Audrey Hepburn en su más emblemática película. Una comedia cuanto menos extraña y un trasfondo de lo más curioso. La excéntrica Holly, que sueña con casarse con un hombre de alta cuna, vive en un pequeño apartamento de Nueva York como cualquier otro pero esto no le impide conservar su glamuroso y singular estilo. Conoce a un vecino que se muda a su bloque, un joven escritor interpretado por George Peppard con el que entabla una extraña amistad que la llevará a descubrirse a sí misma. Un espíritu libre que no quiere ser domada siente que vive en un mundo en el que las personas están atrapadas por otras, y ella no quiere pertenecer a nadie más que a ella. Paul, su vecino, le hace descubrir otro mundo más allá de lo que ella percibe y él también a medida la película avanza va descubriendo el confuso pasado de Holly. A lo largo del film se suceden momentos de lo más surrealistas por la manera de ser de Holly, transforma todo en un sinsentido divertidísimo. Os dejo con una escena que para mí dice mucho de lo que eran las relaciones en aquella época cada vez más lejana, la dulce Holly contando cómo desea sentirse libre y el insistente Paul que desea quererla pero que finalmente desiste viendo que ella no quiere pertenecer a nadie. Aprovecho para felicitar la entrada de año a todos aquellos que aún en 2020 leen blogs y más concretamente el mío.
Escena final de "Desayuno con Diamantes"